En un motor, hay numerosas partes mecánicas móviles que entran en contacto con otras partes, generando fricción. Los lubricantes reducen la fricción, permitiendo que estas partes se muevan libremente. Esto protege el motor del desgaste y también reduce la temperatura, aumentando la producción de energía.
Los aceites de motor también eliminan impurezas y actúan como agentes de sellado, además de proteger contra la corrosión.